raul2010

martes, octubre 24, 2006

Prison Break: Dead Fall


Dead Fall (S02E08)
Capítulo (347 MB)
Subtítulos (47 KB)

Acabó la larga espera. Dos semanas sin Prison Break prometían un capítulo lleno de sorpresas; y vaya si hemos tenido sorpresas. Vamos a verlas un poco más en detalle.

I'll be right back, I promise

La frase de esta semana puede no ser la más significativa del capítulo, pero creo que en cierta forma resume la serie y sobretodo el personaje de Scofield. Se trata de un personaje tan radicalmente bueno que, si no fuera tan inteligente, hace mucho que habría acabado mal. Aunque... estoy pensando que ser un fugitivo perseguido por el FBI encaja bastante bien en lo de acabar mal.

El capítulo de hoy empieza con varias secuencias que me han recordado a House of Games, una película de David Mamet donde nada parece ser lo que parece, aunque todo es exactamente lo que parece, o al revés. Espero que nadie lea esto sin haber visto el capítulo, porque iba a decir justo ahora que el primer giro, cuando se destapa el plan de Scofield y Sucre, resulta agradablemente sorprendente. El segundo, sin embargo, cuando descubrimos en un flashback el juego de manos (ya tiene narices la expresión aquí) de T-Bag a lo Tamariz, tiene un peligroso aroma a "salto de tiburón" que me ha acompañado durante todo el capítulo.

Pero vayamos un momento con Sara. En mi anterior post confiaba en Kellerman o en un guionista imaginativo para salvarla. Está claro que ha sido lo segundo, con la ayuda de un agente incompetente del servicio secreto y un poco de insecticida. Se ha pegado todo el capítulo entendiendo que no tiene a nadie más que Michael y tratando de descifrar sus mensajes. Tengo intención de volver sobre esas y otras claves en un post especial muy pronto.

Licoln ha ido a buscar a su chavalín y no le está yendo del todo mal. Ha tomado algo de ejemplo de su hermano y ya hasta es capaz de trazar un plan B bastante diferente de lo que era el plan A: "Voy a la puerta de la cárcel; cuando vea a mi niño salir, me lanzo hacia él corriendo, agitando los brazos y rebuznando cual toro desbocado". Padre e hijo viajan directos hacia la cita con Scofield, a ver si llegan bien.

Qué montón de frentes abiertos tenemos esta semana. El dúo sacapuntas del funcionariado de prisiones va tras T-Bag y el dinero. Algo que me va a costar perdonarle a esta serie será ver cómo piensan justificar que ese par de gañanes encuentren al fugitivo sureño antes que el FBI. Me gustaría equivocarme.

Volviendo con Michael y Fernando, hoy hemos visto por encima de todo a dos tipos que confían ciegamente el uno en el otro. Ambos inician una nueva ruta, esta vez también por separado. Sin embargo, la historia con Maricruz puede que deje a Sucre fuera de la trama, ya que parece un camino seguro hacia Mahone. Sería una pena.

Y para el final, lo más importante del capítulo: Mahone, por fin desenmascarado. Hace tres semanas decía "Mahone es oficialmente el malo. Punto". Pues bien, lo retiro. El pobre es una víctima de la trama de intereses perversos que se mueven tras la presidenta. El agente de asuntos internos nos ha descubierto un personaje con tantos problemas como hacían prever las pastillas que toma. Ahora sabemos para quien trabaja y en qué consiste su trabajo: matar a los hermanos y a todos los que se fugaron con ellos. Mahone es ahora un villano con un jefe: Kellerman. Y eso abre la puerta a un océano de deslealtades que pueden beneficiar a los chicos.


Recuerden, pronto un post sobre las claves ocultas de Prison Break (pongan aquí su música de tensión favorita, tipo "chan chan chan").

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