Transparencia sin precedentes
Asisto ya sin capacidad de sorpresa a la penúltima risotada del expresidente Aznar en la cara de los españoles. "Transparencia sin precedentes" han sido las palabras textuales con que ha definido la actuación del Gobierno durante las horas siguientes al atentando del 11 de marzo de 2004.
Pero Aznar sabe perfectamente por qué perdieron aquellas elecciones. Lo sabe y lo calla porque todos sabemos que una comisión de investigación no es lugar para andar diciendo las verdades. Su partido perdió porque hizo demasiado evidente su pretensión de aprovechar el atentado con fines electorales. En la tarde de aquel día nadie dudaba a quien favorecería la barbarie. Pero a medida que avanzaban las horas, lo impensable, que la torpeza de los altos cargos dejara su estrategia meridianamente clara a la opinión pública, fue tornando el ánimo de la mayoría en indignación.
Aznar sabe que la codicia de una mayoría aún más absoluta fue la que perdió a su partido. Hoy sin embargo no es día de confesiones, ni mucho menos de verdades, hoy toca "transparencia sin precedentes".
Pero Aznar sabe perfectamente por qué perdieron aquellas elecciones. Lo sabe y lo calla porque todos sabemos que una comisión de investigación no es lugar para andar diciendo las verdades. Su partido perdió porque hizo demasiado evidente su pretensión de aprovechar el atentado con fines electorales. En la tarde de aquel día nadie dudaba a quien favorecería la barbarie. Pero a medida que avanzaban las horas, lo impensable, que la torpeza de los altos cargos dejara su estrategia meridianamente clara a la opinión pública, fue tornando el ánimo de la mayoría en indignación.
Aznar sabe que la codicia de una mayoría aún más absoluta fue la que perdió a su partido. Hoy sin embargo no es día de confesiones, ni mucho menos de verdades, hoy toca "transparencia sin precedentes".