Protege tu trabajo
El título debería ser más bien "Protege tu trabajo, estúpido", pero dejadme ser algo autocompasivo en este caso. La segunda parte del repaso a nuestra visita al Fòrum ha pasado a mejor vida. Mientras la escribía hace unos días cometí el error más grande que alguien que escribe en un ordenador puede cometer: no proteger su trabajo.
Escribir en un navegador un texto largo, al que aunque no quieras le tomas cariño, es una temeridad sólo comparable a instalar un Windows XP y ponerse a usar IE. Hay mil alternativas, todas más válidas. Lo normal hubiera sido usar OpenOffice, o incluso KWrite (el bloc de notas de KDE), y luego darle formato en la bonita interfaz del blog.
Pero no, yo escribía directamente en la bonita interfaz. Y además navegaba fluidamente en otras pestañas. En mala hora llegué a un comentario en Bandaancha sobre la web de Amena: un sitio terrorífico que merecería ser sacado del índice de Google para evitar que hiciera más daño, y que por supuesto no voy a enlazar. Cliqué en el enlace sin dudarlo, y tras unos segundos de sufrimiento, mi Firefox murió. Y con él se fue mi texto, ya casi acabado. No sé aun si volveré a escribirlo, cuando pienso en ello aún me siento estúpido.
Todo esto me servirá de escarmiento, y espero que también a vosotros. Cuando escribais algo medianamente largo, ¡protegedlo!
Escribir en un navegador un texto largo, al que aunque no quieras le tomas cariño, es una temeridad sólo comparable a instalar un Windows XP y ponerse a usar IE. Hay mil alternativas, todas más válidas. Lo normal hubiera sido usar OpenOffice, o incluso KWrite (el bloc de notas de KDE), y luego darle formato en la bonita interfaz del blog.
Pero no, yo escribía directamente en la bonita interfaz. Y además navegaba fluidamente en otras pestañas. En mala hora llegué a un comentario en Bandaancha sobre la web de Amena: un sitio terrorífico que merecería ser sacado del índice de Google para evitar que hiciera más daño, y que por supuesto no voy a enlazar. Cliqué en el enlace sin dudarlo, y tras unos segundos de sufrimiento, mi Firefox murió. Y con él se fue mi texto, ya casi acabado. No sé aun si volveré a escribirlo, cuando pienso en ello aún me siento estúpido.
Todo esto me servirá de escarmiento, y espero que también a vosotros. Cuando escribais algo medianamente largo, ¡protegedlo!